miércoles, 20 de abril de 2011

"Esclarecen vínculo entre empresas petroleras británicas y la invasión de Irak"

El diario londinense The Independent reveló que Gran Bretaña, conjuntamente con algunas de las mayores compañías petroleras del mundo, consideró planes para explotar las reservas de ese hidrocarburo en Irak cinco meses antes de unirse a Estados Unidos para invadir el país.

El periódico, que cita documentos previamente secretos, afirma que se celebraron al menos cinco reuniones entre los funcionarios británicos y BP y Royal Dutch Shell a fines de 2002.

BP le dijo en forma confidencial al Ministerio de Relaciones Exteriores en ese momento que Irak era “más importante que cualquier otra cosa que hayamos visto durante mucho tiempo”. Los documentos fueron obtenidos por el activista en cuestiones petroleras Greg Muttitt, autor del nuevo libro “Fuel on the Fire: Oil and Politics in Occupied Iraq”, cuyo nombre traducido sería Combustible en el fuego: petróleo y política en Irak ocupado.

Muttitt afirmó que “Tony Blair dijo, en una declaración famosa a principios de 2003, que ‘la idea de que estamos interesados en el petróleo iraquí es absurda, es una de las teorías conspirativas más absurdas que se puedan imaginar’. Y al mismo tiempo que Blair decía eso, un documento interno, secreto, del Ministerio de Relaciones Exteriores, en el que se delineaba la estrategia británica en relación con el petróleo del país asiático, establecía ‘Gran Bretaña tiene un interés absolutamente vital en el petróleo iraquí’”.

PREPARANDO EL BOTÍN

Cinco meses antes de la invasión de 2003, la Baronesa Symons, que entonces era la ministra de Comercio, le dijo a BP que el gobierno creía que a las firmas de energía británicas se les debería dar una parte de la gigantesca reserva de petróleo y gas de Irak como una recompensa por el compromiso militar de Tony Blair con los planes de EEUU de un cambio de régimen.

Los documentos muestran que Symons acordó hacer lobby en nombre de BP a la administración Bush porque el gigante petrolero temía que estaba siendo “excluido” de los acuerdos que Washington estaba diseñando silenciosamente con los gobiernos de EEUU, Francia y Rusia y sus firmas de energía.

Minutas de una reunión con BP, Shell y BG (anteriormente British Gas) el 31 de octubre 2002, indicaban: “La Baronesa Symons acordó que sería difícil justificar que las compañías británicas pierdan en Irak en esa forma si el Reino Unido ha sido en sí mismo un seguidor visible del gobierno de EEUU en toda la crisis”.

La ministra entonces prometió “reportarle a las compañías antes de Navidad” sobre sus esfuerzos de lobby.
El ministerio de Relaciones Exteriores invitó a BP el 6 de noviembre 2002 a conversar sobre las oportunidades en Irak en el “cambio post-régimen”. Sus minutas afirman: “Irak es la gran posibilidad petrolera. BP está desesperado en entrar ahí y ansioso de que los acuerdos políticos no deberían negarles la oportunidad”.

Luego de una reunión en octubre 2002, el director para el Medio Oriente del ministerio de Relaciones Exteriores en aquel momento, Edward Chaplin, dijo: “Shell y BP no podrían darse el lujo de no tener una participación en Irak por el bien de su futuro a largo plazo… Estábamos determinados en obtener una rebanada justa de la acción para las compañías del Reino Unido en una Irak post-Saddam”.

Mientras que BP insistía públicamente de que no ‘tenía interés estratégico” en Irak, en privado le dijo al ministerio de Relaciones Exteriores británico que Irak era ‘más importante que cualquier cosa que hemos visto en mucho tiempo”.

BP estaba preocupado que si Washington permitió mantener el contrato existente de TotalFinaElf con Saddam Hussein luego de la invasión, haría del conglomerado francés la compañia petrolera líder del mundo.

BP le dijo al gobierno que estaba dispuesto a tomar “grandes riesgos” para obtener una parte de las reservas irakíes, la segunda más grande del mundo.

Los contratos de 20 años firmados a raíz de la invasión fueron los más grandes en la historia de la industria petrolera. Ellos cubrieron la mitad de las reservas de Irak — 60 mil millones de barriles de petróleo, comprados por compañías tales como BP y CNPC (Compañía Nacional Petrolera de China), cuyo consorcio conjunto se erige para hacer 658 millones de dólares de utilidad por año del yacimiento Rumaila en el sur de Irak.

RENCONTRUYENDO IRAK

La ministra Symons, de 59 años de edad, luego ocupó un puesto de asesor con un banco comercial del Reino Unido que cobró en contratos de la reconstrucción de Irak. El mes pasado ella rompió enlaces como asesora no remunerada de la Junta Nacional de Desarrollo Económico de Libia luego que Gaddafi presuntamente comenzara a disparar a manifestantes. BP y Shell se negaron a hacer comentarios.

La semana pasada, Irak aumentó su producción de petróleo al más alto nivel en casi una década, llegando a producir 2.7 millones de barriles diarios. La guerra así fue un gran negocio.

Fuente 1: Democracy Now- The Independent
Fuente 2: El Ciudadano

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